TAPACHULA, JUNIO 6, 2022/Odilón García/DTJ.- Empotrerados, decididos avanza una columna de migrantes centroamericanos en Tapachula, Chiapas gritan: «Sí señores! Sí se puede!» mientras una valla humana de la Guardia Nacional, en silencio, replegados en la banqueta, descansan sus escudos transparentes de plástico duro para vigilar el avance de los indocumentados que, por miles, chiflan, gritan, aplauden y levantan las manos y abren los dedos, como símbolo de victoria. En un alta voz, uno de los integrantes dice de pronto: «queremos una visa humanitaria, valida por un año, en todo el territorio nacional, eso es lo que estamos pidiendo». Se calcula que se movilizan entre 8 y 10 mil migrantes en este momento.
Pero están muy lejos de los Estados Unidos. A tres mil 915 kilómetros está su objetivo final y atravesar México caminando o incluso en transporte es un riesgo de muerte que muchos desconocen. En la masa, la característica es sentirse fuertes, eufóricos, liberados de la opresión de sus gobernantes, en suelo ajeno. Liberados y unidos, de la mano de sus hijos y sus esposas, victoriosos de vencer la violencia, la pobreza, a sus opresores con los que aún en masa, no pudieron enfrentarse.
Son migrantes de Venezuela en su mayoría, pero también hay de Cuba, Haití, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Todos comparten lo mismo, «la pobreza» la falta de oportunidades y hasta de educación a la que debió comprometerse sus gobiernos.
En el Ejido Álvaro Obregón, Municipio de Tapachula, desde las 11:40 a 12:15 horas de este lunes, el activista Luis Rey García Villagrán, les dio indicaciones para no seguir pues las mujeres y los niños no pueden seguir el ritmo de los hombres.
Pernoctan a cielo abierto, en el Parque Álvaro Obregón, para salir mañana martes 7 de junio a las 05:00 de la mañana con rumbo a la Ciudad de Huixtla, Chiapas.
Llevan dos días de caminata antes en el Parque Bicentenario, de Tapachula aproximadamente a las 06:30 horas, les agarró el aguacero, de esos que caen en Chiapas en la Zona Selvática. Se cubrieron con paraguas, cartones, bolsas, impermeables y toallas. Algunos no se esperaron y partieron en caravana rumbo a la Ciudad de México.
En un primer tramo, caminaron más de ocho kilómetros, arribando a la entrada el primer retén migratorio en el Ejido Viva México donde se tiene presencia de personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y Guardia Nacional (GN), debido que el contingente viajaban familias con menores y mujeres embarazadas las autoridades decidieron permitir el tránsito de los migrantes para evitar alguna confrontación.
La caravana pidió a transportistas y automovilistas los apoyaran con el traslado. Y esto derivó en un caos pues colgados apretujados invadieron cajas de tráileres y remolques. Por tanto muchos mejor desistieron, sobre todo automovilistas que corrían riesgo de volcadura.
El director del Centro de Dignificación Humana, Luis Rey García Villagrán, contabilizó 93 mujeres embarazadas dentro del grupo y tres mil niños.
El todo este conflicto, la autoridad ha intentado disuadir a los caminantes, pero poco ha logrado pues la muchedumbre además de dispuesta a todo, pues no tienen nada, tienen la seguridad de que en Estados Unidos, serán bienvenidos.
Qué equivocados están.
Mañana se reanudará la caminata, de acuerdo con la estrategia del director del Centro de Dignificación Humana, persona que los guía mediante un megáfono portátil.
