Teresita Urrea protectora de los ilegales en la frontera con Estados Unidos

FOTO: Teresita Urrea interpretada por Ursula Mansur. Foto por Miguel Shumman y Manuel Montoya

Columna Secretos de Nuestra Historia

Teresita Urrea fue la imagen de los movimientos revolucionarios en el norte de México, se cumplen 130 años de La rebelión de Tomóchic; pero un fenómeno aún permanece en Arizona es que su tumba en Clifton, sigue siendo visitada por miles de fanáticos que le cantan las mañanitas cada 15 de octubre para celebrar la fecha de su nacimiento y recordarla como la protectora de los pobres y defensora de los ilegales. La razón de esto es que la enigmática Teresa Urrea representa a los migrantes, que como ella han tenido que cruzar la frontera a Estados Unidos; así Teresa, siendo originaria de un pueblito de Sinaloa, cruzó la frontera para demostrar que ningún migrante es ilegal, ya que ella realizó notables acciones en el destierro al que la obligó el dictador Porfirio Díaz e hizo bastante por los desprotegidos mexicanos, ayudándolos con sus curaciones milagrosas y construyendo el primer hospital para los pobres en Clifton, Arizona, a eso se debe que sea un gran ícono de la cultura chicana, y su imagen permanece en la memoria en los pueblos de ambos lados de la frontera norte. Durante su exilio en Estados Unidos aportó la propuesta de que las mujeres pudieran votar, y también se dieron varios asaltos a las aduanas, por lo que se podría decir que Teresa Urrea también fue la imagen de la Revolución de la frontera.

Teresa, siendo una joven de dieciséis años fue la imagen que motivó a los indígenas a rebelarse y a gritar “¡Muera el mal gobierno y viva la santa de Cabora!” ya que ellos la consideraban una santa, y creían en sus poderes como taumaturga (curandera) y pensaban que los iba a proteger de las balas del enemigo, el ejército federal que enviaba Porfirio Díaz a sofocar los levantamientos. Se dio toda una guerra entre la joven Teresa y el dictador, quien decidió exiliarla a Arizona.

Teresita Urrea nació en Ocoroni el 15 de octubre de 1873, bautizada como María rebeca Nona Gracias, fue hija de una mujer indígena de los pueblos mayos de Sinaloa, y del hacendado, Tomás Urrea. Teresita creció con el estigma de ser hija ilegítima del patrón, pues su piel blanca la delataba en el pueblo; sufrió maltratos de quienes la rodeaban, ya que la madre, siendo una jovencita de catorce años, la abandonó; fue entonces que descubrió sus poderes con la mente, cuando pudo defenderse, paralizando a un niño que la molestaba. Teresita aprendió de una vieja curandera apodada “la huila” todo sobre las plantas, como curar y le asistió en los partos; tomó el nombre de Teresa porque escuchó hablar de santa Teresa de Ávila y siendo una niña, ella afirmaba que así se llamaba.

En México, sabemos de Teresita por los libros: Tomóchic de Heriberto Frías, Del púlpito a la trinchera de Paul Vanderwood y otros ensayos, así como la novela de Brianda Domecq (La insólita historia de la santa de Cabora) y las novelas del escritor y catedrático en la Universidad de Chicago, Luis Alberto Urrea, (La hija del colibrí y La reina de América) quien además es su sobrino, y ha ganado el premio Kiriyama, entre otros premios.

Se sabe que alrededor de Teresa sucedió un milagro y en el pueblo se corrió el rumor de que había resucitado y la consideraron una santa. Entonces los indígenas mayos y yaquis la comenzaron a visitar para pedir la bendición de sus hijos, o para pedirle alguna curación. Las visitas fueron creciendo y la noticia de sus poderes como milagrosa taumaturga (curandera) se fueron esparciendo a otros estados e incluso a Estados Unidos. En este personaje se mezcla la Historia y la leyenda porque no hay explicación para sus curaciones milagrosas, se dice que tenía unas manos enormes.

Además de inspirar La rebelión de Tomóchic hay otros aspectos que reflexionar sobre las aportaciones de Teresa Urrea a la Revolución mexicana, la “Revolución de papel-la lucha espiritista contra el positivismo”. Siendo una jovencita comenzó a publicar cartas donde hablaba del espíritu y del humanismo que hacía falta entre los oprimidos que tenían que trabajar en las minas o en la siembra. Estas publicaciones fueron alentadas por un periodista, llamado Lauro Aguirre (amigo de su padre don Tomás), el ingeniero que le trabajaba su sistema de riego en su hacienda. Lauro Aguirre publicaba en diversos periódicos anti-porfiristas en México, y también en la frontera de Estados Unidos. Se dice que fue él quien imprimió unos panfletos con la imagen de Teresita en donde aparecía con la imagen de santa, aprovechándose de que su imagen provocaba un gran poder entre los indígenas y en esas estampitas, les pedía que se levantaran en armas y asaltaran las aduanas fronterizas. Se dio toda una guerra de publicaciones entre la joven y el dictador; una lucha entre esa corriente espiritista en la que, sin saberlo, se insertaba Teresita Urrea en contra de la corriente positivista que defendía Porfirio Díaz con sus ideas del progreso a costa de las vidas humanas.

Durante el exilio en Arizona, Teresa aportó también la propuesta de que las mujeres pudieran votar en el Plan Restaurador y Reformista de la Constitución que redactó Lauro Aguirre, a finales del siglo XIX, fue pionera en el tema (antes que Carmen Serdán). La libertad de imprenta en Estados Unidos fue tema clave para la Revolución mexicana, porque periódicos y panfletos se publicaban en ese país y eran infiltrados por la frontera, ya que en México “los rurales” (la policía de Porfirio Díaz) clausuraba o encarcelaba a quien publicara cualquier asunto contra el régimen.

La rebelión de Tomóchic comenzó entre 1891 y 1982, cuando Cruz Chávez, el líder de los tomochitecos les dijo que las balas del enemigo no les iban a hacer ningún daño, porque los protegía el poder de la santa. Así que se sublevaron gritando “Viva el poder de dios, muera el mal gobierno y viva la santa de Cabora”. A este levantamiento que era casi imposible sofocar, para el ejército federal, siguieron los levantamientos de Temosáchic y las sublevaciones de los yaquis y hasta de los mayos. Porfirio Díaz decidió exiliar a Teresa y a su padre a Arizona; y no la mandó matar porque pensó que sería peor para él porque haría una mártir.

En el exilio en Estados Unidos, Teresita sorprendió a los médicos norteamericanos por sus poderes como taumaturga, por lo que la contrataron para hacer una campaña mostrando sus curaciones y así ellos vender sus productos y medicinas. Es de sorprenderse que, de haber nacido en una enramada de Sinaloa, viajó a Nueva York, donde ganó un concurso de belleza y fue madre de dos hijas, entonces los médicos norteamericanos le dijeron que ya no tenía la imagen de santa y decidieron concluir la campaña y darle su pago final; con ese dinero construyó un hospital para los pobres en Arizona.

Teresita enfermó de tuberculosis y murió a la edad de treinta y tres años, toda su labor, así como que fue la primera que propuso el derecho a voto a la mujer, fue borrada de la Historia de México. En Arizona, cada quince de octubre le cantan las mañanitas en su tumba y le llevan flores, se ha convertido en un ícono de la cultura chicana, se conoce más de ella en Estados Unidos, a través de investigaciones de California, Arizona y Texas. Existe material didáctico para las clases, pero en México hace falta que se rescaten muchos personajes que por diversos motivos no se incluyen en nuestra historia oficial.

Ursula Tania Mansur, fue invitada por la Universidad de Oswego a impartir la conferencia La importancia de Teresita Urrea en La Revolución mexicana, así como a presentar la puesta en escena La Hechicera del Norte en esa misma universidad de Nueva York y en el Festival VIVA MEXICO, en Los Ángeles, California con motivo del centenario de la Revolución mexicana. La puesta en escena también la presentó en Tijuana cumpliendo las 100 representaciones, así como en un festival de La Habana, Cuba, y en la Ciudad de México.

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