¿Qué opciones tiene Sheinbaum para negociar con Trump?

Retos y oportunidades en la relación fronteriza México-EE.UU. ante las nuevas políticas migratorias de Trump

TIJUANA, NOVIEMBRE 19, 2024.- El presidente electo Donald Trump regresará a la Casa Blanca en enero del 2025 con varias propuestas en materia migratoria: deportación masiva y/o selectiva, terminar con los programas de DACA y parole y cerrar la frontera sur con México. Estas propuestas no son viables en el corto y mediano plazo, por factores legales, presupuestarios y económicos. Por ejemplo, se estima que deportar a un millón de personas cada año implicaría un costo anual de US$88.000 millones, según una estimación del American Immigration Council, una ONG defensora de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos.

Una alternativa del gobierno mexicano sería plantear una estrategia de negociación ante la política restrictiva que pretende implementar el nuevo gobierno republicano y en función de los logros de la política Frontera del Siglo XXI desde el año de 2010. Además, considerando que los republicanos suelen ser muy pragmáticos y en favor de la competitividad, inversiones y productividad. Los principales acuerdos bilaterales (IRCA, TLCAN, T-MEC) en materia migratoria y comercial se han suscrito con gobiernos republicanos.

La relación fronteriza entre Estados Unidos y México ha sido un tema crucial en la agenda bilateral en los 102 años de relaciones diplomáticas. Uno de los enfoques más innovadores para fortalecer esta relación es la Iniciativa Frontera del Siglo XXI, propuesta en 2010, que buscó transformar la frontera compartida en un espacio más seguro, eficiente y dinámico.

Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017 y de nuevo a partir del 2025 plantea iniciativas de control fronterizo. Frente a esta nueva realidad, es esencial revisar cómo los logros de la iniciativa Frontera del Siglo XXI pueden servir como base para negociar una frontera segura bajo una nueva administración del presidente electo Trump.

Logros de la Iniciativa Frontera del Siglo XXI

  • Modernización de los cruces fronterizos: Inversión en infraestructura para mejorar la eficiencia en los puertos de entrada y reducir los tiempos de espera.
  • Uso de tecnología avanzada: Implementación de sistemas de vigilancia, sensores y drones para mejorar la seguridad sin interrumpir el comercio.
  • Cooperación en inteligencia y seguridad: Intercambio de información entre agencias de ambos países para combatir el tráfico de drogas, armas y personas.
  • Facilitación del comercio: Creación de programas como el Trusted Traveler Program, que agilizan el cruce de personas y mercancías de bajo riesgo.

El contexto de la administración de Trump

Con la llegada de Trump a partir de enero del 2017, la política fronteriza se enfocó en una mayor restricción y control migratorio. Su administración implementó políticas como el “Remain in Mexico”, el incremento de deportaciones y, sobre todo, la construcción del muro fronterizo. Sin embargo, la frontera entre ambos países sigue siendo una de las más dinámicas del mundo, con un alto flujo comercial y de personas. Un indicador de esta dinámica es que cada día cruzan 200 mil personas en ambos lados de la frontera como parte de las cadenas de valor (laboral), y actividades comerciales, turísticas y sociales.

México necesita desarrollar estrategias de negociación que no solo atiendan las preocupaciones de seguridad del gobierno de Trump y además que también preserven los logros alcanzados en materia de cooperación y desarrollo económico.

Estrategias de negociación basadas en la Frontera del Siglo XXI

  1. Enfatizar la interdependencia económica: México es el principal socio comercial de Estados Unidos, con un intercambio que supera los $600 mil millones de dólares anuales. Utilizar este argumento es clave para mostrar que una frontera segura y eficiente beneficia tanto a la economía estadounidense como a la mexicana. Para el presidente electo Trump, cuya prioridad es el crecimiento económico de Estados Unidos, mantener un flujo comercial sin interrupciones puede ser un incentivo para flexibilizar algunas políticas restrictivas.
  2. Continuar con el uso de tecnologías avanzadas: La Frontera del Siglo XXI demostró que la tecnología puede ser una herramienta eficaz para asegurar la frontera sin afectar el comercio ni la movilidad. Sistemas de reconocimiento facial, cámaras térmicas y drones pueden aumentar la seguridad sin interrumpir el flujo de personas y mercancías. En este marco se considera relevante plantear una inversión conjunta en tecnología de vigilancia fronteriza que refuerce la seguridad. Esto no solo es más eficiente, sino también más económico y menos divisivo.
  3. Proponer un enfoque humanitario para la migración: La migración ha sido uno de los puntos más conflictivos en la relación entre ambos países. Sin embargo, una frontera segura no debe significar una frontera cerrada. Es necesario promover políticas que gestionen los flujos migratorios de manera ordenada y humanitaria, considerando los aportes de la migración irregular en la economía local, regional y nacional y en especial en los estados gobernados por el partido republicano. En tal marco, México puede sugerir que se fortalezcan los programas de movilidad laboral temporal, permitiendo a trabajadores mexicanos acceder a empleos en Estados Unidos de forma controlada.
  4. Reforzar la cooperación en seguridad: La cooperación en inteligencia y seguridad fue uno de los pilares de la Frontera del Siglo XXI. Esta colaboración puede ser utilizada como base para negociar con el gobierno del presidente electo Trump, destacando que una mayor cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado beneficia a ambos países.

Estas iniciativas son viables considerando los intereses económicos compartidos tanto en el ámbito nacional como fronterizo: La necesidad de estabilidad económica en ambos lados de la frontera es un punto de convergencia. Y segundo, capitalizar los éxitos de la cooperación previa: Los logros de la Frontera del Siglo XXI pueden servir como base para demostrar que la colaboración es la mejor estrategia para garantizar una frontera segura y próspera, reduciendo la retórica política e ideológica.

La implementación de la nueva política inmigratoria del presidente electo Trump se basará en los siguientes nombramientos: Stephen Miller, como jefe adjunto de Gabinete de la Casa Blanca; Tom Homan, como “zar de la frontera”; y Kristi Noem, como secretaria de Seguridad Nacional.

También destaca el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado. Fue elegido senador en 2010, convirtiéndose en el primer hijo de inmigrantes cubanos con un escaño en la Cámara alta. El papel del nuevo secretario de Estado podría ser relevante con una visión conciliatoria, considerando que ha sido un defensor de políticas que abordan tanto la seguridad como la prosperidad en la frontera.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la propuesta de utilizar a los militares y declarar la emergencia nacional para llevar a cabo sus políticas de deportaciones masivas a partir de enero del 2025. Alrededor de once millones de personas viven y trabajan en situación irregular en Estados Unidos. Una deportación masiva podría afectar a unos 20 millones de familias (Cadena Ser, 18 noviembre 2025). El presidente electo Trump ha declarado utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros, la cual solo ha sido invocada tres veces: la Guerra de 1812, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial.

También existe la posibilidad que la nueva administración del presidente electo Trump invocará la ley de poderes de emergencia de salud pública (Título 42) para negarse a aceptar peticiones de asilo, como ya hizo durante la pandemia del coronavirus. Con el argumento de “cepas graves de la gripe, la tuberculosis y la sarna”. Desde la perspectiva de Miller: la migración masiva es una amenaza para la salud pública y transmite diversas enfermedades contagiosas” (Nagovitch, 2024).

Durante la primera presidencia de Trump, Homan estuvo al frente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) e impulsó la política de separación de niños de sus familiares en la frontera. Homan ha planteado que la expulsión masiva “será una operación humanitaria”, serán “detenciones selectivas” en personas con condenas penales previas o implicadas en redes delictivas (Nagovitch, 2024).

Kristi Noem, nominada como Secretaría de Seguridad Nacional y en calidad de gobernadora de Dakota del Sur desde 2019, ha defendido a sus colegas gobernadores republicanos en sus políticas de control migratorio. En especial, se ha alineado con el gobernador Greg Abbott, de Texas, en su cruzada por cerrar la frontera del Estado.

Michael Waltz, congresista republicano de Florida, será el consejero de seguridad nacional, cargo muy influyente en la política exterior de Estados Unidos. Este puesto no requiere la confirmación del Senado. Entre sus funciones está la coordinación entre las principales agencias de seguridad nacional. Fue un firme defensor de las políticas militares de Trump, como el fortalecimiento de la presencia militar en el extranjero y la lucha contra el terrorismo. Además, Waltz promovió la política de “América Primero“, enfocándose en proteger los intereses de Estados Unidos a nivel global.

El nuevo gobierno de Trump pretende retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, el tratado internacional auspiciado por Naciones Unidas para la lucha contra el cambio climático. El nuevo presidente podría eliminar por decreto protecciones medioambientales, detener proyectos eólicos y eliminar incentivos a las energías verdes y apostar por “perforar, perforar, perforar” en busca de petróleo y gas. El anuncio del nombramiento de Lee Zeldin, como jefe de la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA) implicará que su misión será eliminar regulaciones que entorpecen el funcionamiento de las empresas (El País, 11 noviembre 2024).

La implementación de estrategias basadas en los logros de la Iniciativa Frontera del Siglo XXI puede ser clave para negociar una frontera segura con la nueva administración del presidente Trump a partir de enero del 2025. En lugar de centrarse en políticas de control fronterizo, México debe proponer soluciones que equilibren la seguridad con la cooperación económica y social. Al aprovechar la interdependencia económica, la tecnología avanzada y un enfoque humanitario en la gestión migratoria, ambos países pueden avanzar hacia una frontera más segura y eficiente.

El éxito de estas negociaciones dependerá de la capacidad de México para presentar propuestas que atiendan las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos, y refuercen la cooperación y el desarrollo regional y sus mercados laborales. Esto no solo garantizará la seguridad, sino que también promoverá un entorno de prosperidad compartida en la frontera México-Estados Unidos.

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