Repatriados: Retos

Los mexicanos que trabajan en Estados Unidos contribuyeron con al menos un billón doscientos mil millones de dólares a la economía estadounidense.

CIUDAD DE MÉXICO, FEBRERO 24, 2025.- La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) está profundamente comprometida en entender y atender la situación que viven nuestros connacionales que trabajan en Estados Unidos. ¿Por qué migraron? Porque decidieron arriesgar su vida por un futuro mejor, enfrentando peligros y obstáculos al cruzar la frontera, con una idea en mente: encontrar trabajo bien remunerado que les permitiera ofrecer una vida digna a sus familias.

“Un migrante deja atrás su hogar, debe adaptarse a una cultura distinta, paladear alimentos insípidos sin condimentos, reponerse al desprecio, al maltrato de ser vistos como “no ciudadanos” y a las humillaciones y acosos policiales que son el pan de cada día de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos. Esta situación sonrojaría a cualquier actor Hollywoodense que haya sido violentado para avanzar en su carrera artística, lo cual en nada se compara con lo que los mexicanos tienen que soportar de los «rednecks» que no pierden oportunidad para hacer valer sus complejos discriminando y marginando indebidamente a nuestra gente”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

Todo esto se escribe rápido, pero es difícil de vivir; sin embargo, no hay sacrificio que los migrantes no estén dispuestos a hacer, pues lo que los mueve y sostiene en esta oprobiosa condición es su profundo amor y compromiso con sus familias, sus hijos. Por eso no podemos permitir que nadie, sin importar la jetatura política que ostente, denoste y difame a nuestra gente tildándolos de criminales. Nada más lejos de la verdad, los migrantes mexicanos son gente trabajadora y abnegada, son simplemente eso. “Repudiamos la xenofobia que actualmente se respira y promueve en muchas ciudades de Estados Unidos por los sectores más retrógradas de esa sociedad, envalentonados hoy bajo el paraguas discursivo del actual presidente”, subrayó Rivera.

La legitimidad de nuestra rabia radica en que no debemos perder de vista que más de treinta y cinco millones de mexicanos han logrado la ciudadanía estadounidense y poseen una “doble nacionalidad”: mexicanos de origen y estadounidenses por trabajo. Los mexicanos somos la primera minoría en Estados Unidos y los más comprometidos con el trabajo. Aceptamos laborar en aquellos puestos que los estadounidenses rechazan, esa es la verdad. Por lo tanto, es falso afirmar que les robamos trabajos. Ningún estadounidense quiere trabajar en la pizca de los campos de cultivo, rastros, limpieza y enfermería de los hospitales, en los jardines, como lavaplatos, meseros o cocineros en restaurantes, bellboys, valet parking, recamaristas en hoteles o como cuidadores de niños, adultos mayores o mascotas, tampoco quieren trabajar en la construcción o manejando tráilers ni en las gasolineras, supermercados o tiendas de conveniencia como despachadores.

En resumen, a los estadounidenses les desagrada trabajar en roles que requieren esfuerzo y desgaste físico. Prefieren labores que los mantengan en zonas de confort mientras que nuestra gente es todo terreno, a toda hora, hasta festejan las horas extras porque les permiten ganar más dinero, pues buscan mantener a sus familias en Estados Unidos y enviar dinero a sus seres queridos en México.

Tan solo el año pasado, enviaron más de sesenta mil millones de dólares en remesas a nuestro país, esto es sólo el 20% de lo que ganaron, significa que su ingreso anual superó los trescientos mil millones de dólares, ingreso que se tradujo en una generación de riqueza de al menos un billón doscientos mil millones de dólares, claramente una enorme contribución a la economía estadounidense. La huella económica de los migrantes mexicanos, que representa la treintava parte de los 30.3 billones de la economía norteamericana, refleja que se esfuerzan al máximo, viven para trabajar y, por ello, en lugar de criminalizarlos, el gobierno estadounidense debería reconocerlos, respetarlos y darles las gracias.

Entonces «too late, Trump» porque la comunidad mexicana en Estados Unidos es una diáspora presente en todos y cada uno de los estados de la unión americana. Hay mexicanos en cada una de las estrellas de su bandera. No es opción echar abajo esta realidad. Podríamos decir, si se quiere, que es justicia poética, pues Estados Unidos es una nación hecha por migrantes y sus territorios más productivos son California y Texas, mismos que se anexaron de manera no pacífica ni por voluntad propia.

Estados Unidos y México son los países con la frontera más grande (3 mil kilómetros), dinámica y productiva del planeta. Se encuentran entrelazados por una historia común, les guste o no. Es innegable que cuando logran ponerse de acuerdo, se toleran y valoran, cuando son inclusivos de manera biunívoca se viven tiempos de prosperidad en ambos lados de la frontera. Desechemos el «yankee, go home» del siglo pasado y el «mexicans, go home» actual, ninguno tiene sentido ni viabilidad política alguna.

“Para ANPEC está claro que en este momento histórico la defensa de nuestra soberanía nacional implica defender nuestra binacionalidad. Somos un país bicéfalo, de dos cabezas, dos banderas, dos geografías, dos historias, varias lenguas. México y Estados Unidos son países de migrantes, con una amplia diversidad cultural, sociedades complejas pero unidas y productivas, para bien o para mal, somos la región económica más importante del mundo, simbolizamos el timón de la “nave tierra”. Los 40 millones de mexicanos que radican y trabajan en Estados Unidos seguirán creciendo y desarrollándose. Desde nuestros negocios, pequeñas trincheras de supervivencia, estamos seguros de que algún día el mundo verá al primer presidente latino en la Casa Blanca y será de ascendencia mexicana”, destacó Rivera.

Sensibles a la situación actual, en ANPEC, por un lado buscamos coadyuvar en la inserción laboral de los mexicanos repatriados a la economía local en los pequeños comercios a través de nuestra participación en el programa “México te abraza” y, por otra parte, hemos convocado al foro “Retos de los Mexicanos Repatriados” que se llevará a cabo el 1 de marzo a las 10:00 a.m. en la ciudad de Puebla en el Hotel Casareyna, en donde distintas voces, académicos, legisladores, organismos de la sociedad civil y funcionarios públicos, nos reuniremos para llevar a cabo un conversatorio que aporte luces y ayude a encontrar las mejores alternativas de apoyo a los repatriados mexicanos por Estados Unidos. Invitamos a todos a participar asistiendo o siguiendo el evento a través de nuestras redes sociales.

El pueblo trabajador mexicano y estadounidense, ¡unidos jamás serán vencidos! ¡Viva nuestra binacionalidad!

#MigrantesTrabajadoresNoCriminales

#VivaNuestraBinacionalidad

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