TIJUANA, MARZO 20, 2022.- En las ciudades de Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada existen diversas zonas donde el suelo está compuesto por sedimentos marinos, resultado de la evolución, que datan de cuando la península de Baja California se encontraba bajo el agua, lo que las vuelve vulnerables, precisó Salvador Cervantes Hernández, titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC).
El funcionario estatal explicó que se tiene conocimiento de esto gracias a las cartas geológicas que existen del país, que son representaciones topográficas que muestran las diferentes rocas o formaciones geológicas y sus edades, las deformaciones sufridas por fallas, pliegues o foliaciones, entre otros aspectos.
Estas herramientas son diseñadas por especialistas e institutos de investigación, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), y son necesarias para la construcción de infraestructuras grandes y puentes, debido a la información que presentan.
Los sedimentos marinos tienen la particularidad de expandirse con el agua, ya sea lluvia, humedad climática u otras, y contraerse cuando están secos, como un mazapán, ejemplificó Cervantes Hernández.
Esta tierra arenosa tiende a formar capas muy profundas en el suelo: “podemos verlo, por ejemplo, en cortes en la carretera, donde hay una capa muy pequeña de piedras y una muy grande de esta tierra. Además, puede tener una profundidad de más de cuatro metros, por lo que no es adecuada para construcciones que tienen sus cimientos a uno o dos metros de profundidad”, añadió el coordinador de la CEPC.
Este es un fenómeno que se encuentra en diversas zonas tanto de Tijuana como del resto de Baja California, y que puede desencadenar, con el paso de los años y múltiples factores aunados, el deslizamiento de los terrenos, como se ha visto en Lomas del Rubí, Sánchez Taboada, y más recientemente, en la colonia Camino Verde, apuntó Cervantes Hernández.
Por último, el titular de la CEPC apuntó que para que estos espacios sean habitables sin riesgo se deben usar técnicas de construcción especializadas para el tipo de terreno, las cuales son desconocidas o pasan desapercibidas en los procesos de autoconstrucción.