Crónica de un gobernante y homenaje a Eugenio Elorduy Walter

TIJUANA, SEPTIEMBRE 23, 2023.- Alto, de lentes transparentes que desaparecían en su rostro; la frente muy amplia, cabello delgado y bigote cano. Así era Don Eugenio, quien partió este sábado para continuar su viaje por este universo:

-Oiga! ¿Quién es usted?- Me preguntó la primera vez que me vio sosteniendo un micrófono y haciéndole una pregunta, de esas incómodas que se lanzan a los que son apenas candidatos y quieren conquistar votos para llegar a convertirse, en su caso, el gobernador de Baja California.

-Soy Odilón García le contesté con un aire retador y con expresión muy norteña (pero sin el sombrero texano) me dijo:

-Ah! Pues no lo conozco!

Totalmente irreverente, le contesté:

-Pues venga más seguido a Tijuana, Don Eugenio… no se la pase tanto en Mexicali…

Lejos de molestarse, encontró en mis palabras simpatía y me dijo: «va a ver usted que voy a venir más seguido y ahora sí no se me va a olvidar su nombre», luego nos reímos juntos.

Desde entonces nació una amistad con el hombre que más tarde se convertiría en el SEÑOR GOBERNADOR DE BAJA CALIFORNIA y bajo el cobijo del entonces PODEROSO PAN estaría seis años para finalmente pasar la estafeta a otro panista (José Guadalupe Osuna Millán).

Era el año 2001 y buscaría la gubernatura de Baja California vs el poderoso PRI que venía de sufrir su segundo descalabro, el primero frente a Ernesto Ruffo, el segundo frente a Héctor Terán (QEPD) y ahora en la tercera contienda 12 años después volvería a perder frente al nacido en Calexico y naturalizado mexicano en Mexicali, Eugenio Elorduy Walter.

Por cierto, vio la luz el 21 de noviembre de 1940 en Calexico, California, una ciudad que limita con la capital del estado de Baja California, México. Su ascendencia mexicana proviene de sus padres. En 1967, se unió al Partido Acción Nacional (PAN) en Mexicali, y desde entonces, ha desempeñado un papel activo en este partido político.

Inició su carrera política en 1968 como candidato a regidor en la lista encabezada por Norberto Corella Gil Samaniego, el candidato del PAN a la alcaldía de Mexicali. En 1983, se postuló como candidato a la alcaldía de la capital estatal, y en 1988, fue candidato al Senado, acompañando a Salvador Rosas Magallón en la fórmula.

En 1989, asumió un papel destacado al coordinar la campaña de Ernesto Ruffo Appel para la gubernatura de Baja California. Luego, ocupó el cargo de secretario de Finanzas en el gobierno estatal de Ruffo Appel. Entre 1995 y 1998, fungió como presidente municipal de Mexicali, y posteriormente, ejerció como gobernador del estado desde 2001 hasta 2007.

Además de sus responsabilidades políticas, ha sido un miembro activo y consejero en distintos niveles del PAN, contribuyendo significativamente a la consolidación del partido como una fuerza opositora en la entidad y desempeñando un papel activo en la política local. Por otro lado, ha desarrollado una carrera empresarial a través del grupo AutoPasión, que ha sido concesionario de vehículos en la región desde 1959.

Don Odilón, arránquese a la Procuraduría, me acaban de informar que hicieron una detención importante… Oiga: en la noche lo veo en la tele…!

Siempre respetuoso de mi persona, de mis preguntas y de mi trabajo. No tengo más que agradecimiento por el trato y las deferencias que tuvo para mi.

Casado con la señora María Elena Blackaller tuvo cuatro hijos: Mariela, Eugenio, Erika y Ernesto. Don Eugenio es recordado como empresario automotriz, representante de la firma Ford en Baja California y otras marcas introducidas a Baja California.

Entre sus cargos fue Secretario de Finanzas del Gobierno del Estado; primer presidente municipal de la aquella entonces priísta ciudad de Mexicali ahora para el Partido Acción Nacional; En el año 2001, gobernador de Baja California.

Retirado de la política, es recordado por sus amigos como hombre enérgico y al mismo tiempo perfeccionista, jamás dejó descuidados sus negocios mientras incursionaba en la política y es recordado por la construcción de un puente que usted transita diariamente en Tijuana:

Este puente, mencionó, va a ser el más largo construido en Baja California. Se refería al que cruza Gato Bronco por el Bulevar Industrial, hacia la salida a Tecate.

Siendo gobernador de Baja California asistió a la reunión binacional para abordar el tema migratorio a puerta cerrada. El anfitrión era Arnold Schwazenegger. Entre los muchos temas que trataron destacó -a propósito de estos tiempos- el grave problema migratorio de personas fallecidas al cruzar la frontera, la xenofobia, la lentitud en el cruce vehicular así como los abusos contra connacionales detenidos en redadas y expulsados.

En la conferencia el gobernador Elorduy dijo muy contento: «El gobernador Arnold nos va a ayudar!!!» La pregunta que le hice fue ¿Y usted le cree? Su respuesta jamás se me olvidó pues nos habla de la manera en la que entendemos bajo percepciones el mundo:

-Me lo dijo tan seguro, que no tengo por qué dudar de él.

Ese día comprendí que un político que es capaz de mentir sin que uno se de cuenta, es un gran mentiroso, jamás un gran político. Arnold, jamás nos ayudó, usted conoce la historia.

En otra ocasión que me quedó muy grabada:

-Mire Don Eugenio, le dije alguna vez apuntando a una bazuca anti tanques decomisada por el Ejército, esta es para matar hormigas.

El evento había terminado, los militares se habían alejado y habíamos coincidido en el recorrido por el arsenal que estaba en el piso del Cuartel Militar de la Colonia Morelos. Mi chiste le causó tanta gracia que espetó una sonrisa, como nunca lo había visto y una estruendosa carcajada que llamó la atención de los militares.

Yo también me reía abiertamente e irremediablemente Don Eugenio le comentó al general lo que acababa de decir. Al militar, no le hizo tanta gracia que apenas si dejó ver un diente a manera de sonrisa.

Pero a nosotros no nos importó, y más reímos.

Así quiero recordar al hombre que cuando explicaba un tema levantaba el dedo índice de la mano derecha mientras el meñique intentaba imitar al de arriba. Así al hombre que jamás me dejó sin respuesta, cuando a mano alzada le pregunte en las conferencias de prensa que me tocó cubrir. Al que siguió viniendo a Tijuana para, como dijo alguna vez, recordar mi nombre y agregarle un respetuoso «Don».

Descanse en paz Don Eugenio.

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