Amador Rodríguez Lozano. Las campañas presidenciales finalmente empezaron, después de un periodo corto de pre-campaña, modalidad que se aplica por vez primera en una elección presidencial, otro periodo de lo que dieron por llamar intercompañas, que realmente era una veda electoral, que nadie respetó.
La campaña durará únicamente tres meses. A diferencia de las de siglo pasado, que empezaban desde noviembre y prácticamente no estaban reguladas. Ahora estamos en el lado contrario, serán extremadamente normadas. Ahora, para llevar a cabo un acto, hay que solicitar la autorización al Instituto Nacional Electoral (INE), para poner un espectacular hay que solicitar permiso, lo mismo sucede con las famosas bardas, que desde mi punto de vista no sirven para nada. Los anuncios de radio y televisión, son previamente verificados, en contenido y tamaño. Ya no se diga el financiamiento. Es más duro el control del dinero y la presentación de informes financieros en línea, que presentar una declaración patrimonial.
El INE fue convertido en un monstruo tiránico, que sustituye al Congreso y crea normas reglamentarias, muchas veces mas alla de las atribuciones otorgadas en la Ley. Fortalecido por la reforma impulsada por el Partido Acción Nacional (PAN) y convertido en una moneda de cambio, por la Reforma Energética.
El PAN ahora también sufre su propia creación, como vulgarmente dicen, se dieron un tiro en el pie, pues nunca pensaron estar en segundo lugar y que de nada les serviría controlar tantas gubernaturas. Los partidos y candidatos realizarán su búsqueda del voto, en una situación altamente normada. Las campañas empezaron y se han desarrollado en una guerra de cifras y encuestas.
Hay varios elementos coincidentes, en esta Babel de encuestas: al candidato a la presidencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador todas las encuestas lo marcan puntero, luego unas ponen al aspirante del PAN, Ricardo Anaya en segundo lugar y otras al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade.
Nadie, ni partidos o candidatos, han cuestionado ni el método de levantamiento, ni los resultados de las encuestas. Cosa que podrían hacer si no estuvieran de acuerdo con las proyecciones publicadas, pues todas las casas encuestadoras, deben presentar al INE el método estadístico para llevarlas a cabo y los resultados; en otras palabras, eso quiere decir que coinciden con las mediciones que cada partido o candidato levanta.
Organismos internacionales y medios de información de otros países consideran que Andrés Manuel es quien tiene más posibilidades de ganar, por varias razones, porque les lleva mucha delantera, porque la campaña es muy corta, porque Meade es un candidato atrapado en las redes del poder y Anaya, herido por los supuestos actos de corrupción y por el ataque cotidiano de Margarita Zavala, quien le disputará el votante conservador.
Otro elemento que cuenta a favor del puntero, es que AMLO ha domesticado al «Peje», no insulta, no se enoja, es capaz a de admitir que puede estar equivocado, como en el caso del nuevo aeropuerto y que su carro tiene reversa. Esta nueva conducta ayuda a disminuir parte de lo que muchos le critican, su supuesta intolerancia. Yo creo que Anaya tiene muchas oportunidades de crecer, pero no alcanzará a AMLO. Los que han sido convencidos por la campaña del miedo y los votantes más conservadores, seguro le darán su voto.
La lucha será por el voto útil del PRI, pues yo, a diferencia de muchos analistas que sostienen que Meade crecerá, no comparto esta tesis, por los que ya he explicado en otros artículos, no puede romper con el Presidente y su equipo. Enrique Ochoa y el PRI son un pesado lastre que lo jala para abajo, su coordinador y su cuarto de guerra son pésimos. Hace unos días acompañaba a un importante priísta amigo mío en su oficina y por casualidad fui testigo de una escena que se repite por todo el país, varios importantes miembros de PRI de un estado, amenazaban con renunciar sino les cumplían los compromisos hechos con anterioridad por Ochoa, el Presidente del PRI, pero además apuntaban que ya los habían contactado de Morena o el PRD. Si no les cumplen abandonarían el barco.
Otro ingrediente que afecta a Meade, que muchos analistas aplauden con bombo y platillo, es que el presidente de la república, Enrique Peña Nieto es un gran estratega y operador electoral y que será factor para que Meade gane. Qué terrible mentira, si algo a demostrado en este sexenio Peña es que es pésimo operador y ejemplos sobran. Ciertamente las recientes declaraciones en respuesta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abonan en su favor y algo se reflejará a favor de Meade. Pero mucha cosa tendría que hacer el candidato del PRI para estar en la competencia. Aunque tardía, se empieza a mover la maquinaria del PRI, pero ya no es lo que en otras épocas fue: invencible y arrolladora. Para el PRI es fundamental superar a Anaya, para evitar que, en su momento, se disputen -AMLO y Anaya-, el voto útil del PRI, al ver que su candidato no levanta, a pesar de la enorme cantidad de dinero a su disposición. Ya se oye en el ambiente que la mayoría apoyará sigilosa y discretamente a AMLO.
No tengo bola de cristal ni soy adivino, pero de seguir las cosas como van. AMLO será presidente, aún y cuando se empiezan a mover los intereses extranjeros en su contra, señalando que con él en la Presidencia la relación con Estados Unidos será más difícil.
AMLO, por su parte, sigue mandando señales de que eso no sucederá. Importante fue la declaración de que él no procesará al presidente, lo cual suavizó su relación con el poder. También otra, en el sentido de que si no hay fraude: «la transición, será tersa».
Las campañas apenas empiezan, muchos consideran que los debates serán fundamentales, yo creo que no, las mayorías, sin mucha reflexión, tal vez, pero movidas por el desengaño, la frustración y en muchos casos odio, lo que es muy deplorable, han decidido llevar a la presidencia de Mexico, a alguien contrario al PRIAN, sin importsr criticas o campañas negras.